El proceso de exploración consiste usualmente en una etapa inicial de realización de mapas y
fotografías aéreas de la superficie de la tierra, seguidas por investigaciones especiales
sísmicas, gravimétricas y magnéticas para determinar la estructura del suelo. Estas se pueden
realizar por medio de vehículos, barcos, aviones, por teledetección o inclusive a pié,
dependiendo de la zona y de la cantidad de información que se desee recabar.
Las investigaciones pueden llegar a la conclusión de la existencia de condiciones subterráneas
favorables a la acumulación de depósitos de petróleo y gas; siendo necesario en este caso
realizar las perforaciones necesarias a fin de probar la existencia real de petróleo.
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